Mons. Marco Órdenes: Amor y solidaridad mandato de Cristo en el triduo pascual"
Destacó en misa de lavado de pies
Mons. Marco Órdenes: Amor y solidaridad mandato de Cristo en el triduo pascual"

En compañía de cientos de fieles que llenaron el templo mayor de Iquique, el Obispo de Iquique presidió la Misa del Lavado de Pies de Jueves Santo, día de la Institución de la Eucaristía, el Sacerdocio y el Amor Fraterno.

El día que iniciamos el Triduo Pascual con el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús, el Pastor de la Diócesis de Iquique habló al pueblo fiel diciendo “la Eucaristía, el sacramento del altar, lo que recibió Pablo y lo transmitió, y lo que ha recibido una generación tras otra de cristianos, es un acto fundamental para que la Iglesia sea, para que la Iglesia Viva, porque la Eucaristía es memoria del Señor Resucitado”.

En este mismo sentido, explicó que no es solo una memoria histórica por ello “el gesto de lavar los pies no solo es un recuerdo, no es solo una representación histórica, una representación de los doce Apóstoles que podríamos hacer en un colegio, acá es un autentico sacramento de la presencia del Señor, un memorial en el que Él se hace presente”.

Así recordando las palabras del Maestro cuando termino de lavar los pies y preguntó a sus discípulos ‘¿comprenden lo que he hecho, lo que he realizado con ustedes?’, Monseñor Marco Antonio reflexionó “esa es una pregunta tremendamente actual si esta noche esta profundamente en nuestro corazón, es una pregunta para el obispo y es una pregunta para los sacerdotes y para todo el que le toca presidir una eucaristía ¿comprenden lo que aquí ocurre?, podríamos ,decir: ¡Sí Maestro!, pero sin duda nos pasará como a Pedro que su comprensión no es absoluta, es parcial y a veces distorsionada”.

En sus palabras advirtió del peligro de que la eucaristía se transforme en un ritual simbólico de la presencia espiritual de Cristo, sin amargo “es una presencia real, verdaderamente fundamentada en el Pan, el Vino y la Palabra y cada vez que partimos el Pan el Señor esta entre nosotros y la gran tentación de los cristianos es sentir que la eucaristía es un acto espiritual y no llevarlo en nuestras vidas día a día”.

Cristo en la Eucaristía “es una presencia que consuela, es un presencia que anima, que acompaña, que corrige, que tiene misericordia, que puede transformar una vida, eso hay que comprender, que la eucaristía se vive en la vida, para que la Eucaristía tenga plenitud debe estar ligada en el altar a la vida sino es incompleta (…) Al lavar los pies el Maestro dijo ‘Yo hago esto como ejemplo para ustedes’ eso es el contenido de la eucaristía en el mandato radical del Amor, porque lo que aquí ocurre es un amor tan radical, un amor de extremos, un amor que es como una peregrinación que no tiene retornos y va en el camino de la caridad, entonces la eucaristía no será nunca plena mientras no funda la celebración de su presencia en el culto sagrado con el amor al hermano, al necesitado, al pobre, al excluido, los cristianos que no hagan comunión no han madurado la eucaristía y la gran tentación es no ir en Esqueda de la verdad, la justicia y el compromiso social”.

Jesús tanto nos amo que se entrego a la Cruz por nuestros pecados, y mando a sus discípulos al amor como hermanos hasta el día de hoy, hijos de un mismo Padre, pero “una de las tentaciones es hacer de la eucaristía muchas veces una especie de analgésico que nos hace olvidar la realidad en la que estamos, que nos hace incluso tomar distancia de ella y si esta eucaristía no se une al pobre a tendernos las manos entre nosotros, nunca estará completa porque Eucaristía y solidaridad son una misma palabra mezcladas en el Señor, y está indisolublemente ligado al sacramento del Amor”.

Posteriormente a la homilía, monseñor Marco procedió a seguir el mandato del Maestro y lavó los pies de doce hermanos entre jóvenes, niños, hombres, mujeres, ancianos, trabajadores y dueñas de casas, en una muestra de profundo amor a Cristo y al prójimo, para luego compartir la última cena del Señor que fue entregada en un signo de pan y uvas.

Pasadas las 22 horas y concluida la eucaristía, la comunidad presente en el templo permaneció en la Catedral en adoración al Santísimo en este Triduo Pascual.

Fuente: Comunicaciones Iquique

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iquique, 10 de Abril, 2009

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