Pesar de la Iglesia por fallecimiento de la joven Eluana Englaro
Monseñor Chomali:
Pesar de la Iglesia por fallecimiento de la joven Eluana Englaro

Obispo Auxiliar de Santiago afirmó que este caso nos invita a reflexionar sobre qué tipo de sociedad estamos construyendo, si una que nos considera sólo cuando estamos sanos e inteligentes, o una sociedad que valora la vida, aún la de los que están gravemente enfermos, otorgándoles cuidado y respeto.

El obispo auxiliar de Santiago y experto en bioética, monseñor Fernando Chomalí, expresó el pesar de la Iglesia Católica por el fatal desenlace que tuvo este lunes 9 de febrero el caso de la joven italiana Eluana Englaro, quien falleciera tres días después que se le dejara de administrar suero alimentario y agua.

Criticando la decisión que terminó con su vida, monseñor Chomalí señaló que es muy distinto morir a causa de una enfermedad ante la cual se hizo todo lo humanamente posible para revertirla o para otorgar bienestar al paciente, que dejarla morir porque se le priva de derechos básicos como la alimentación e hidratación. “Que quede claro que para nosotros la alimentación y la hidratación es una acción totalmente proporcionada y ordinaria, y si alguien hubiese preguntado si estábamos en este caso obligados, por ejemplo, a una intervención quirúrgica, yo hubiera sido el primero en decir que no. Eso nos parece desproporcionado y extraordinario, pero aquí estamos hablando de un derecho básico que tiene toda persona, dada su dignidad intrínseca, a poder estar alimentada e hidratada”.

Al respecto, añadió que “nosotros pensamos que la muerte forma parte de nuestra experiencia humana; sin embargo, no creemos que una persona tenga el derecho de realizar una acción que tienda a eliminar a otra”.

La vida vale por el sólo hecho de existir

En torno al debate que generó el caso Eluana y sus implicancias éticas, monseñor Chomalí llamó a reflexionar sobre qué tipo de sociedad estamos construyendo: “aquí el problema es mucho más de fondo, esta es una sociedad que nos valora cuando estamos sanos, cuando somos inteligentes, pero no cuando estamos postrados. La Iglesia Católica va a insistir siempre en que todo ser humano, desde el momento de la fecundación y hasta la muerte natural, aunque se encuentre gravemente enfermo, es una persona viva y que merece todo el cuidado y respeto”. Sobre esto mismo, agregó que “en Occidente abandonamos a nuestros enfermos y tenemos que hacer todos ahí un mea culpa, y lo más probable es que el padre de Eluana se haya sentido solo, agobiado, sin apoyo económico, moral, ni social, y haya pensado que la única salida era la muerte de su hija”.

Consultado sobre si la situación extrema en la que se encontraba la mujer italiana de 38 años, postrada hace diecisiete en estado de coma vegetativo, no ameritaba cierta posibilidad de validar el proceso que terminó con su vida, monseñor Chomalí fue claro en señalar que se trata de una cuestión filosófica, en el sentido de que “si nosotros pensamos que la vida de una persona vale en la medida que está sana, o esa persona vale por el sólo hecho de vivir, y nosotros pensamos que esto último es lo que corresponde. Eso vale tanto para los embriones, los fetos, los enfermos discapacitados, gravemente discapacitados, como también para las personas que están moribundas. Pensamos que no podemos valorar la vida en virtud de sus expresiones externas, sino que tenemos que valorarla por el solo hecho de existir”.

Requerido sobre las lecciones o reflexiones que puede dejar este trágico caso para familias que se ven enfrentadas a situaciones de similar dramatismo, monseñor Chomalí aseveró que “el sufrimiento, como lo dijo Benedicto XVI en su última encíclica, es un misterio, pero además es el lugar privilegiado de la solidaridad. Por lo tanto, yo invito a que haya una gran corriente de solidaridad de todas las instancias públicas, privadas y organizaciones, para estar más cerca de estas personas”. Agregó que conoce personas y familias “que han vivido esta situación y es muy distinto decir ‘esta persona murió porque estaba gravemente enferma y nosotros hicimos lo humanamente posible para conservarla bien en su enfermedad’, a decir ‘esta persona murió porque yo le quité la alimentación’, y esa distinción hay que hacerla con mucha claridad”.

Fuente: DOP Santiago - www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 10 de Febrero, 2009

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