El obispo indicó que estas visitas pastorales le llenan de alegría y esperanza, pues constata el cariño que los chilenos conservan por su patria y cómo es posible reforzar la unidad entre ellos por medio de la identidad religiosa.

“Con alegría vamos a poder hacer esta unión y compartir con estos hermanos chilenos que ya viven fuera hace muchos años. La idea es alcanzar una cercanía humana y fraterna para ver como están ellos, sus familias, sus trabajos y también su fe, su comunidad cristiana”, manifestó monseñor Enrique Troncoso.

Añadió que junto con visitarlos, el propósito es “animarlos en su fe personal, en su Iglesia, donde todos en cualquier parte del mundo -según nuestra visión cristiana-, no somos extranjeros sino parte de la familia de Dios”. En este sentido, se busca fortalecer la pertenencia de estos compatriotas a una comunidad cristiana y estimular la solidaridad: “que entre ellos se apoyen, se ayuden, primero entre los de las colonias de los países y luego entre todos los de habla hispana; sabemos de algunos que incluso ayudan a algunas obras solidarias en Chile y de quienes por medio de la Pastoral Penitenciaria visitan a compatriotas que están en privados de libertad en cárceles europeas”.

Monseñor Troncoso, al igual que en el año 2002, estableció los contactos “para reunirnos, celebrar la misa y animarlos, compartir con ellos en su unidad, en su ayuda mutua y en su vida cristiana”. “Voy a aprovechar este viaje de los obispos a Roma, para estar con ellos y para que como INCAMI tengamos sus datos, ellos tengan los nuestros, y reciban noticias de Chile, de la Iglesia de Chile, y para que ojalá podamos crecer en fraternidad”, expresó monseñor Troncoso.

Fuente: Comunicaciones Incami