Emotivo homenaje del Senado a Mons. Carlos González Cruchaga
Emotivo homenaje del Senado a Mons. Carlos González Cruchaga

A poco más de un mes de la muerte del prelado, los senadores Adolfo Zaldívar, Jaime Gazmuri, Juan Antonio Coloma y Mariano Ruiz-Esquide, le rindieron tributo en representación de sus pares de la Cámara Alta.

Destacando su amplia y dedicada labor en beneficio de los más desposeídos y de aquellos que fueron víctimas de violaciones a los Derechos Humanos, el Senado le rindió un emotivo y sentido homenaje al fallecido obispo emérito de Talca, monseñor Carlos González Cruchaga.

El Presidente del Senado, Adolfo Zaldívar, y los senadores Jaime Gazmuri, Juan Antonio Coloma y Mariano Ruiz-Esquide, recordaron con profunda emoción la entrega sacerdotal y personal del prelado quien falleció en septiembre recién pasado.

El primero en hacer uso de la palabra fue el titular de la Cámara Alta, quien lo recordó como un hombre que no sólo marcó a la Iglesia chilena, sino que al país con su testimonio de consecuencia, su compromiso con la Iglesia, su pueblo, pero sobre todo con los más pobres.

“Fue un hombre de bien, siempre puso las cosas en su debido lugar y supo siempre estar abierto. En circunstancias difíciles para nuestro país, él siempre estuvo con una disposición que ayudó y cuando no había soluciones, siempre dio esperanza. Fue un hombre que se entregó por entero. Tuve el privilegio de estar con él en esos momentos que se cerraban todas las puertas y fueron las puertas de las iglesias y en particular la puerta de algunos obispos y sacerdotes, la que estuvo siempre abierta”, dijo el senador Zaldívar.

El parlamentario destacó que el prelado “para muchos fue un hombre tan importante, por ese compromiso con la justicia, ese compromiso total y completo con la gente que sufrió. Perteneció a una generación de sacerdotes y de obispos que marcó una impronta en la iglesia católica. El, al igual que monseñor Silva Henríquez, que su primo el padre Hurtado y que monseñor Larraín, fueron sacerdotes de excepción y fueron hombres de Dios”.

Sentimiento de gratitud

Luego el senador Gazmuri recordó la labor que desarrolló el obispo González Cruchaga en su rol de asesor de la Juventud Obrera Católica y Párroco de Santiago y como creador de la Universidad Católica del Maule, entre las tantas obras que emprendió en su afán de servicio y apoyo espiritual a la comunidad.

“Desde el comienzo, y hasta el final, la dimensión social de la labor pastoral de don Carlos es esencial. Dado que su Diócesis es eminentemente rural, la condición del campesinado y su elevación social y cultural fue una preocupación central, casi obsesiva, en su práctica y su discurso. En los últimos años lo angustiaba la poca visibilidad de la cuestión campesina en la agenda nacional y nos urgía a corregir esta situación”, señaló el parlamentario.

Con profunda emoción destacó la labor de defensa de los derechos humanos que realizó durante el gobierno militar, junto a otros obispos y recordó un episodio de uno de sus libros en que narra cómo debió presenciar el asesinato del Intendente de Talca de esa época.

“Su intervención en los asuntos de la sociedad, siempre fueron hechos desde su vocación de hombre de fe, de sacerdote y de Pastor. Su último libro, presentado pocos días antes de su muerte, escrito con su estilo de siempre: sencillo y profundo, lleva el título ¿quien es Jesús”. Don Carlos fue un enamorado de Jesús, un hombre de fe profunda, cultivada en el silencio y en rigor y severidad consigo mismo, y en la generosidad y la comprensión con los demás”, finalizó.

Hombre sabio

A su turno, el senador Coloma resaltó la “sabiduría” y la enorme capacidad de “escuchar y saber entregar el consejo preciso y la palabra iluminadora” que siempre tenía a la mano el fallecido sacerdote.

Agregó que “quizás por esa capacidad de oír al otro y de penetrar profundamente en sus necesidades y carencias, es que don Carlos fue un ejemplo de caridad frente a la pequeñez del prójimo; el paradigma de la persona incapaz de guardar rencor alguno en el alma, por grande que fuera el pecado ajeno”.

Asimismo, destacó su “denodada y reconocida lucha por el respeto de los derechos humanos de nuestro país. El fue una de las caras más visibles de la iglesia en esa labor, al punto de haber sido quien promocionó la primera experiencia pastoral vinculada a los derechos humanos. Su vida está plagada de acciones orientadas en el desarrollo espiritual del ser humano”.

Finalmente, el senador Ruiz-Esquide agradeció el ejemplo de vida del prelado y su gran entrega hacia los más desposeídos y aquellos que requerían de su apoyo pastoral.

“La muerte de un obispo es un signo de la comunión de los santos que expresa la relación universal entre los que han llegado a ver a Dios y los que aún peregrinamos en la tierra. Su muerte es una instancia de reflexión para quienes conocimos su tarea, que la abordó en el sentido más profundo de la labor eclesial y en el desarrollo interior de las personas para perfección de su vida”, dijo el legislador.

Asimismo señaló que el obispo González “fue fiel a su mandato sacerdotal y episcopal y siempre recordó que sin justicia ni equidad no habrá jamás solidaridad. La paz es amor, la paz es justicia, pero la justicia también es implacable para hacer realmente iguales a los hombres ante la ley y ante la sociedad”.










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Fuente: www.senado.cl
Talca, 30 de Octubre, 2008

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