“Y nosotros ¿qué buscamos?”
“Y nosotros ¿qué buscamos?”

Durante la homilía del Te Deum ecuménico de Fiestas Patrias, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz reflexionó sobre el encuentro de Jesús con sus primeros discípulos a orillas del Jordán y sobre sus búsquedas. Haciendo una analogía, el Arzobispo de Santiago señaló: “Buscamos sobre todo esa confianza en Dios que nos ayuda a vivir sin temor en el hoy y sin angustia por el mañana, y que nos alienta a cumplir nuestra tarea en bien de los demás, y para peregrinar por este mundo con la alegría de llegar un día a la felicidad del cielo”.

- Texto completo de la Homilía del Cardenal Errázuriz

- Video de la Homilía

En su homilía, el Arzobispo de Santiago explicó el contexto del relato evangélico donde nació la comunidad de discípulos, a orillas del Jordán y señaló que “el Mesías sale al encuentro del ser humano y le pregunta por sus inquietudes y expectativas. El Señor nos salva asumiendo la condición humana. Nos propone que le confiemos nuestras esperanzas, nuestra libertad y nuestros proyectos. Los dos discípulos no enumeraron las cosas buscadas por su pueblo. Buscaban al Mesías y el don de la sabiduría divina”.

Inmediatamente después preguntó: “Y nosotros ¿qué buscamos? (…) Hemos buscado tantas cosas. Desde luego, seguridad en las poblaciones y en las calles, empleos dignos y para todos, remuneraciones que consideren principios éticos y así garanticen a todos una vida conforme a su dignidad, pensiones que ayuden a quienes tienen menos recursos, como asimismo medidas efectivas para disminuir la escandalosa brecha que existe entre los más altos y los más bajos ingresos familiares”.

En este contexto, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz se refirió al transporte público: “Con dolor hemos esperado medios de transporte, no sólo en Santiago, que trasladen a nuestros trabajadores con la mayor rapidez a sus lugares de trabajo y a sus hogares, ahorrándoles el agobio que les hace tan difícil el diálogo comprensivo y alentador con sus hijos. Hemos querido que se erradique la corrupción y también el narcotráfico, y hemos puesto una gran esperanza en la justa respuesta a la aspiración que tienen todos los jóvenes y los niños de recibir una educación de calidad. Queremos que no se recurra a la violencia para solucionar los problemas, sino al diálogo y al respeto de los derechos de los demás, de manera que haya paz en las familias, paz en las aulas, en las empresas, en las poblaciones, en los estadios, en los campos y en los bosques, y siempre entre los países, también en el país hermano de Bolivia”.

Otro de los anhelos mencionados fue el espíritu de colaboración en el servicio público. El Arzobispo señaló: “Queremos que los servidores públicos se entiendan, colaboren entre sí, no usen los hechos del pasado como arma política en el hoy, eviten las descalificaciones personales y busquen el bien de Chile, y no en primer lugar el bien de su grupo político o de sí mismos. Buscamos por eso más amistad cívica, más espíritu de solidaridad que emprenda tareas de bien común, que venza la marginación, que colabore en las desgracias, y traiga cercanía y confianza en la soledad y en la enfermedad”. Añadió: “Buscamos más asombro y gratitud por la hermosa naturaleza que Dios nos regaló, y más respeto por ella, de manera que sea fuente de alegría para el espíritu, pero asimismo de energía, belleza y riqueza para todos, en bien de un desarrollo que nos favorezca a todos, también a los pobres, y sea verdaderamente sustentable”.

¡A Ti, Señor, nuestra alabanza!

Inmediatamente después el Cardenal enumeró las razones para agradecer y alabar al Señor. Indicó entre ellas la soberanía política y espiritual, “la de nuestra identidad cultural, que hunde sus raíces en pueblos nobles que se encontraron, y en el Evangelio del Señor Jesús. Gracias, porque no queremos ser colonizados por culturas decadentes, que se alejan de sus propias raíces, y se asoman tras los mares en alas de la globalización. Gracias, Señor, porque apreciamos nuestra historia, nuestros valores y la geografía que nos regalaste, colmada de hermosura y de riquezas. Gracias, porque Chile, aprendiendo de sus sufrimientos, siempre quiere priorizar con fe y esperanza el derecho a la vida, y la búsqueda, en justicia e igualdad, del bien de sus hijos, sobre todo de los más desvalidos”.

La reforma previsional también fue destacada como “la concreción de una aspiración ampliamente querida por la sociedad chilena, congregando al Ejecutivo y al Legislativo en esfuerzos serios, técnicos pero también de un alto contenido ético, al aprobársela en el Congreso por unanimidad en casi todos sus aspectos y en muy breve plazo. Es, sin duda, una gran noticia el que se haya establecido un sistema de pensiones básicas solidarias para todos los residentes mayores de 65 años, que pertenezcan al 60% más pobre de la población. La reforma previsional ha sido una demostración de lo que puede hacerse en unidad, con seriedad y desprendimiento, y ha enaltecido a quienes han contribuido a su aprobación”.

Agregó: “Démosle un amplio espacio en nuestra alabanza a los progresos que podemos constatar en el campo de la justicia social y la equidad. Mons. Alejandro Goic, Presidente de la Conferencia Episcopal, quiso despertar, o al menos motivar, la conciencia ética de quienes pagan salarios, de modo que, en la medida de sus posibilidades, éstos alcanzasen para que cada trabajador viva conforme a su dignidad. La necesidad de retribuciones justas y la responsabilidad social en la empresa, sea esta privada, estatal o mixta, lograron focalizar la atención de todos y marcaron el “año de la equidad”. Más allá de episodios violentos de grupos minoritarios, asistimos a otro hecho muy positivo: el Consejo Asesor Presidencial para el Trabajo y la Equidad, terminó con éxito su labor encaminada a crear una serie de propuestas con miras a lograr mayor equidad en el ámbito laboral, y originar la creación de un pacto social por el desarrollo”.

La preocupación por la educación chilena también estuvo presente en esta homilía, el Cardenal agradeció la búsqueda de consensos en la tramitación de la Ley General de Educación y señaló que los acuerdos son necesarios “para darle al país un marco legal que mantenga la educación estatal y la particular, asegure la libertad de enseñanza, valore la misión de la familia como la primera educadora de sus hijos, opte por el principio de subsidiariedad por parte del Estado, tienda vigorosamente a ofrecer calidad de educación a todos, especialmente a los niños más vulnerables, regule los deberes y derechos de los distintos actores en este servicio público que es la educación, y vele por el buen uso de los medios de todos los chilenos que llegan a los establecimientos de enseñanza a través de las subvenciones. Nuestra acción de gracias incluye las bondades de este proyecto de ley marco, que le abre espacio a otros proyectos que garantizarán la calidad de la educación para todos los chilenos. Nuestra gratitud incluye las subvenciones escolares preferenciales que favorecerán a más de 400.000 niños de las familias de menores recursos”.

En camino al Bicentenario

A dos años del Bicentenario, el Cardenal enfatizó en el amor a niños y jóvenes para el desarrollo de nuestra patria. Por eso, el rol de los pedagogos es esencial, “tenemos que movilizar a todas las facultades de pedagogía para que aborden vigorosamente esta tarea. Con espíritu visionario debemos hacer planes para que en un plazo no muy lejano, si se cumplen las metas anteriores, los profesores pertenezcan al grupo de los profesionales mejor retribuidos de Chile, debido a la incomparable dignidad de sus servicios”, aseguró.

La familia como un bien social es también una prioridad para Chile. El Cardenal manifestó: “¿Hay otra escuela de valores y actitudes más decisiva para la vida futura que la familia? Es el bien más apreciado. Recientemente en la encuesta del Instituto Nacional de la Juventud, más del 91% de los jóvenes consultados afirmaron que para ellos lo más importante es la familia; luego, el trabajo. Pero aquello que buscan es, para muchos, un bien inalcanzable. El 62% de los chilenos no nacen en un hogar constituido por el matrimonio de sus padres, es decir, en una familia que ya cumple con un derecho y un anhelo fundamental de todo niño: contar en su hogar, de manera estable, con el amor y el apoyo de su padre y su madre. Anhelan contar con una familia unida para toda la vida, conforme al proyecto sabio de Dios”. Agregó: “Por estudios hechos en numerosos países, conocemos la influencia negativa que tiene, en la mayoría de los casos, la ausencia del padre, y sabemos que los hijos que han contado con la cercanía y la dedicación de su madre durante los cuatro primeros años de vida, como jóvenes normalmente no optarán por la delincuencia ni la violencia. Es de conocimiento general que los índices de mayor criminalidad y de mayor participación en las guerrillas, se dan entre quienes no han tenido un hogar. Y los mayores índices de desconcierto y depresión, entre quienes han sufrido dolorosamente el trauma de la destrucción de su hogar. Digo ‘los mayores índices’, porque Dios, que es Padre de los huérfanos, las viudas y los afligidos, también a ellos les ofrece caminos para paliar estos males”.

Para fortalecer la familia, los medios de comunicación masivos, en especial los audiovisuales, tienen una responsabilidad gravitante. Es por esto que el Arzobispo de Santiago fundamentó: “Existe una estrecha relación entre la libertad de expresión y la vigencia de la democracia. Sin que ello obste, el conocimiento que tenemos de la casi incontrarrestable influencia que tienen algunos medios de comunicación social, sobre todo los audiovisuales, en la formación de incontables niños, y de la eficacia que tienen en darle carta de ciudadanía a determinadas maneras de pensar y de actuar, que a veces refuerzan y a veces destruyen nuestros valores, ¿no se hace del todo necesario dar más calidad a la formación de los futuros comunicadores, que asumirán abnegadamente tantas jornadas de trabajo y de fatigas por prestarle un gran servicio al país, mediante la información, comunicación, entretención y socialización de proyectos y costumbres? En realidad, no debiera existir ninguna escuela de periodismo que no ofrezca, con mayor razón que en la mayoría de las otras profesiones, una asignatura que se ocupe, con gran nivel, de la ética profesional”.

Maestro, ¿dónde moras?

El Cardenal Francisco Javier Errázuriz indicó que Chile no sólo busca bienes materiales, sino también “busca el rostro y la bondad de Jesucristo, busca a Aquel que es el origen de nuestra sabiduría, nuestra esperanza, nuestra solidaridad y nuestro canto” y lo encuentra en la solidaridad en el dolor, como sucedió ante la tragedia de la muerte del General director de Carabineros, Alejandro Bernales y de las alumnas del Colegio Cumbres. Añadió: “En el mismo ámbito de la fe, este año fuimos testigos de la gratitud que le guarda nuestro pueblo a la Virgen María por su entrañable amor a Jesucristo, y en Él a todos nosotros. Acudió masivamente a los santuarios donde se la venera -los del norte, del centro y del sur del país-, no porque fuera una obligación, no el lunes anterior o posterior al 16 de julio, sino el mismo día de su fiesta. Simplemente por cariño, el que le tenemos a quien queremos como a la mejor de las madres, a la madre de Jesús”.

Finalmente, el Cardenal deseó a la Presidenta de la República y a sus colaboradores, a todas las autoridades y a todos los que aman el bien de Chile y se dedican a procurarlo, “la celebración de unas Fiestas Patrias colmada de la alegría que brota de los bienes que Dios ha concedido a nuestra Patria, y del esfuerzo sincero de todos los que se empeñan en hacer de ella una gran Nación”.

- Crónica del Te Deum

Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl

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Santiago, 18 de Septiembre, 2008

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