Cardenal Errázuriz: “Y nosotros ¿qué buscamos?”
Cardenal Errázuriz: “Y nosotros ¿qué buscamos?”

Durante la homilía del Te Deum ecuménico de Fiestas Patrias, en una analogía sobre las búsquedas de los primeros discípulos en su encuentro con Jesús, el Arzobispo de Santiago recordó que buscamos "sobre todo esa confianza en Dios que nos ayuda a vivir sin temor en el hoy y sin angustia por el mañana, y que nos alienta a cumplir nuestra tarea en bien de los demás, y para peregrinar por este mundo con la alegría de llegar un día a la felicidad del cielo”.

- Texto completo de la Homilía del Cardenal Errázuriz

- Video de la Homilía

“Esta mañana queremos agradecer a Dios los beneficios que ha dispensado a nuestro país. Asimismo, le imploramos la gracia de colaborar como hermanos para construir una Patria grande y acogedora, en la cual todos formemos una familia unida y solidaria, cimentada en la justicia y la paz, en la verdad y el amor a Dios y a su pueblo”. Con estas palabras el Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, inició el solemne Te Deum Ecuménico de Fiestas Patrias, pasadas las 11:00 de la mañana de este 18 de septiembre.

A la celebración asistieron las máximas autoridades del país del país, encabezadas por la Presidenta de la República, Michelle Bachelet. Este año, por encontrarse de visita oficial, se unió el Primer Ministro de Noruega, Jens Stoltenberg. También asistieron los Presidentes del Senado, Adolfo Zaldívar; de la Corte Suprema de Justicia, Urbano Marín y de la Cámara de Diputados, Francisco Encina; el Presidente del Tribunal Constitucional, el Contralor de la República, el Fiscal Nacional, los ministros y subsecretarios, senadores y diputados; el Nuncio Apostólico, Mons. Guisseppe Pinto; los embajadores acreditados, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el general director de Carabineros, los rectores de universidades y representantes de diversas instituciones y organizaciones sociales.

A la entrada del templo las autoridades e invitados fueron recibidos por los miembros del Cabildo Metropolitano, encabezados por su deán, Monseñor Juan Suárez. A todos quienes ingresaban a la Catedral Metropolitana se les entregaba una imagen con la bandera de Chile para que en su reverso pudieran escribir su sueño para nuestro país, en camino al Bicentenario. Todos estos anhelos fueron recogidos y ofrecidos en el altar, al momento de las ofrendas. Por su carácter ecuménico, en el Te Deum participaronn representantes de diversos credos, entre ellos el Arzobispo de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquia, Sergio Abad, quien proclamó el Evangelio.

Homilía del Cardenal Errázuriz: “Y nosotros ¿qué buscamos?”

El Cardenal Francisco Javier Errázuriz explicó el contexto del relato evangélico donde nació la comunidad de discípulos, a orillas del Jordán y señaló que “el Mesías sale al encuentro del ser humano y le pregunta por sus inquietudes y expectativas. El Señor nos salva asumiendo la condición humana. Nos propone que le confiemos nuestras esperanzas, nuestra libertad y nuestros proyectos. Los dos discípulos no enumeraron las cosas buscadas por su pueblo. Buscaban al Mesías y el don de la sabiduría divina”.

Inmediatamente después preguntó: “Y nosotros ¿qué buscamos? (…) Hemos buscado tantas cosas. Desde luego, seguridad en las poblaciones y en las calles, empleos dignos y para todos, remuneraciones que consideren principios éticos y así garanticen a todos una vida conforme a su dignidad, pensiones que ayuden a quienes tienen menos recursos, como asimismo medidas efectivas para disminuir la escandalosa brecha que existe entre los más altos y los más bajos ingresos familiares”.

En este contexto, el Arzobispo se refirió al transporte público: “Con dolor hemos esperado medios de transporte, no sólo en Santiago, que trasladen a nuestros trabajadores con la mayor rapidez a sus lugares de trabajo y a sus hogares, ahorrándoles el agobio que les hace tan difícil el diálogo comprensivo y alentador con sus hijos. Hemos querido que se erradique la corrupción y también el narcotráfico, y hemos puesto una gran esperanza en la justa respuesta a la aspiración que tienen todos los jóvenes y los niños de recibir una educación de calidad. Queremos que no se recurra a la violencia para solucionar los problemas, sino al diálogo y al respeto de los derechos de los demás, de manera que haya paz en las familias, paz en las aulas, en las empresas, en las poblaciones, en los estadios, en los campos y en los bosques, y siempre entre los países, también en el país hermano de Bolivia”.

Otro de los anhelos mencionados fue el espíritu de colaboración en el servicio público. El Cardenal señaló: “Queremos que los servidores públicos se entiendan, colaboren entre sí, no usen los hechos del pasado como arma política en el hoy, eviten las descalificaciones personales y busquen el bien de Chile, y no en primer lugar el bien de su grupo político o de sí mismos. Buscamos por eso más amistad cívica, más espíritu de solidaridad que emprenda tareas de bien común, que venza la marginación, que colabore en las desgracias, y traiga cercanía y confianza en la soledad y en la enfermedad”. Añadió: “Buscamos más asombro y gratitud por la hermosa naturaleza que Dios nos regaló, y más respeto por ella, de manera que sea fuente de alegría para el espíritu, pero asimismo de energía, belleza y riqueza para todos, en bien de un desarrollo que nos favorezca a todos, también a los pobres, y sea verdaderamente sustentable”.

¡A Ti, Señor, nuestra alabanza!

Inmediatamente después el Cardenal enumeró las razones para agradecer y alabar al Señor. Indicó entre ellas la soberanía política y espiritual, “la de nuestra identidad cultural, que hunde sus raíces en pueblos nobles que se encontraron, y en el Evangelio del Señor Jesús. Gracias, porque no queremos ser colonizados por culturas decadentes, que se alejan de sus propias raíces, y se asoman tras los mares en alas de la globalización. Gracias, Señor, porque apreciamos nuestra historia, nuestros valores y la geografía que nos regalaste, colmada de hermosura y de riquezas. Gracias, porque Chile, aprendiendo de sus sufrimientos, siempre quiere priorizar con fe y esperanza el derecho a la vida, y la búsqueda, en justicia e igualdad, del bien de sus hijos, sobre todo de los más desvalidos”.

La reforma previsional también fue destacada como “la concreción de una aspiración ampliamente querida por la sociedad chilena, congregando al Ejecutivo y al Legislativo en esfuerzos serios, técnicos pero también de un alto contenido ético, al aprobársela en el Congreso por unanimidad en casi todos sus aspectos y en muy breve plazo. Es, sin duda, una gran noticia el que se haya establecido un sistema de pensiones básicas solidarias para todos los residentes mayores de 65 años, que pertenezcan al 60% más pobre de la población. La reforma previsional ha sido una demostración de lo que puede hacerse en unidad, con seriedad y desprendimiento, y ha enaltecido a quienes han contribuido a su aprobación”.

Agregó: “Démosle un amplio espacio en nuestra alabanza a los progresos que podemos constatar en el campo de la justicia social y la equidad. Mons. Alejandro Goic, Presidente de la Conferencia Episcopal, quiso despertar, o al menos motivar, la conciencia ética de quienes pagan salarios, de modo que, en la medida de sus posibilidades, éstos alcanzasen para que cada trabajador viva conforme a su dignidad. La necesidad de retribuciones justas y la responsabilidad social en la empresa, sea esta privada, estatal o mixta, lograron focalizar la atención de todos y marcaron el “año de la equidad”. Más allá de episodios violentos de grupos minoritarios, asistimos a otro hecho muy positivo: el Consejo Asesor Presidencial para el Trabajo y la Equidad, terminó con éxito su labor encaminada a crear una serie de propuestas con miras a lograr mayor equidad en el ámbito laboral, y originar la creación de un pacto social por el desarrollo”.

La preocupación por la educación chilena también estuvo presente en esta homilía, el Cardenal agradeció la búsqueda de consensos en la tramitación de la Ley General de Educación y señaló que los acuerdos son necesarios “para darle al país un marco legal que mantenga la educación estatal y la particular, asegure la libertad de enseñanza, valore la misión de la familia como la primera educadora de sus hijos, opte por el principio de subsidiariedad por parte del Estado, tienda vigorosamente a ofrecer calidad de educación a todos, especialmente a los niños más vulnerables, regule los deberes y derechos de los distintos actores en este servicio público que es la educación, y vele por el buen uso de los medios de todos los chilenos que llegan a los establecimientos de enseñanza a través de las subvenciones. Nuestra acción de gracias incluye las bondades de este proyecto de ley marco, que le abre espacio a otros proyectos que garantizarán la calidad de la educación para todos los chilenos. Nuestra gratitud incluye las subvenciones escolares preferenciales que favorecerán a más de 400.000 niños de las familias de menores recursos”.

En camino al Bicentenario

A dos años del Bicentenario, el Cardenal enfatizó en el amor a niños y jóvenes para el desarrollo de nuestra patria. Por eso, el rol de los pedagogos es esencial, “tenemos que movilizar a todas las facultades de pedagogía para que aborden vigorosamente esta tarea. Con espíritu visionario debemos hacer planes para que en un plazo no muy lejano, si se cumplen las metas anteriores, los profesores pertenezcan al grupo de los profesionales mejor retribuidos de Chile, debido a la incomparable dignidad de sus servicios”, aseguró.

La familia como un bien social es también una prioridad para Chile. El Cardenal manifestó: “¿Hay otra escuela de valores y actitudes más decisiva para la vida futura que la familia? Es el bien más apreciado. Recientemente en la encuesta del Instituto Nacional de la Juventud, más del 91% de los jóvenes consultados afirmaron que para ellos lo más importante es la familia; luego, el trabajo. Pero aquello que buscan es, para muchos, un bien inalcanzable. El 62% de los chilenos no nacen en un hogar constituido por el matrimonio de sus padres, es decir, en una familia que ya cumple con un derecho y un anhelo fundamental de todo niño: contar en su hogar, de manera estable, con el amor y el apoyo de su padre y su madre. Anhelan contar con una familia unida para toda la vida, conforme al proyecto sabio de Dios”. Agregó: “Por estudios hechos en numerosos países, conocemos la influencia negativa que tiene, en la mayoría de los casos, la ausencia del padre, y sabemos que los hijos que han contado con la cercanía y la dedicación de su madre durante los cuatro primeros años de vida, como jóvenes normalmente no optarán por la delincuencia ni la violencia. Es de conocimiento general que los índices de mayor criminalidad y de mayor participación en las guerrillas, se dan entre quienes no han tenido un hogar. Y los mayores índices de desconcierto y depresión, entre quienes han sufrido dolorosamente el trauma de la destrucción de su hogar. Digo ‘los mayores índices’, porque Dios, que es Padre de los huérfanos, las viudas y los afligidos, también a ellos les ofrece caminos para paliar estos males”.

Para fortalecer la familia, los medios de comunicación masivos, en especial los audiovisuales, tienen una responsabilidad gravitante. Es por esto que el Arzobispo de Santiago fundamentó: “Existe una estrecha relación entre la libertad de expresión y la vigencia de la democracia. Sin que ello obste, el conocimiento que tenemos de la casi incontrarrestable influencia que tienen algunos medios de comunicación social, sobre todo los audiovisuales, en la formación de incontables niños, y de la eficacia que tienen en darle carta de ciudadanía a determinadas maneras de pensar y de actuar, que a veces refuerzan y a veces destruyen nuestros valores, ¿no se hace del todo necesario dar más calidad a la formación de los futuros comunicadores, que asumirán abnegadamente tantas jornadas de trabajo y de fatigas por prestarle un gran servicio al país, mediante la información, comunicación, entretención y socialización de proyectos y costumbres? En realidad, no debiera existir ninguna escuela de periodismo que no ofrezca, con mayor razón que en la mayoría de las otras profesiones, una asignatura que se ocupe, con gran nivel, de la ética profesional”.

Maestro, ¿dónde moras?

El Cardenal Francisco Javier Errázuriz indicó que Chile no sólo busca bienes materiales, sino también “busca el rostro y la bondad de Jesucristo, busca a Aquel que es el origen de nuestra sabiduría, nuestra esperanza, nuestra solidaridad y nuestro canto” y lo encuentra en la solidaridad en el dolor, como sucedió ante la tragedia de la muerte del General director de Carabineros, Alejandro Bernales y de las alumnas del Colegio Cumbres. Añadió: “En el mismo ámbito de la fe, este año fuimos testigos de la gratitud que le guarda nuestro pueblo a la Virgen María por su entrañable amor a Jesucristo, y en Él a todos nosotros. Acudió masivamente a los santuarios donde se la venera -los del norte, del centro y del sur del país-, no porque fuera una obligación, no el lunes anterior o posterior al 16 de julio, sino el mismo día de su fiesta. Simplemente por cariño, el que le tenemos a quien queremos como a la mejor de las madres, a la madre de Jesús”.

Finalmente, el Cardenal deseó a la Presidenta de la República y a sus colaboradores, a todas las autoridades y a todos los que aman el bien de Chile y se dedican a procurarlo, “la celebración de unas Fiestas Patrias colmada de la alegría que brota de los bienes que Dios ha concedido a nuestra Patria, y del esfuerzo sincero de todos los que se empeñan en hacer de ella una gran Nación”.

“A ti Oh Dios”

Durante la celebración se dio gracias a Dios por los dones recibidos y se pidió para que Chile sea una tierra de hermanos. Dentro de las intenciones hubo una oración especial por las autoridades y legisladores, por los pueblos originarios, por el fomento de la familia, por los trabajadores chilenos y por el respeto a la vida. El representante de la iglesia presbiteriana dijo: “Danos entrañas de misericordia para respetar la vida de cada existencia humana, desde su inicio hasta el último instante de su vida en este mundo”.

El momento cúlmine del Te Deum fue el canto del mismo nombre que significa “A ti Oh Dios”. Los cánticos de esta Acción de Gracias estuvieron a cargo del Coro de la Escuela de Música del Arzobispado de Santiago, integrado por 150 personas de diferentes parroquias. Éste fue acompañado por una orquesta formada por 30 músicos, seleccionados de las Orquestas Sinfónica y Filarmónica de Chile, y también del Conservatorio de Música de la Universidad de Chile. A ellos se sumó el grupo folclórico Arantes, con 10 músicos que ejecutarán instrumentos propios de nuestro folclore, como arpa, guitarra, charango y otros. La dirección general estuvo a cargo del maestro Fernando Carrasco.

Historia

El Te Deum, como viene ocurriendo desde 1971, es de carácter ecuménico, es decir cuenta con la participación de obispos y pastores de diversas iglesias cristianas: Ortodoxa, Luterana, Anglicana, Metodista y Evangélica, entre otras. También adherirán con su oración representantes de las comunidades judía y musulmana.

Es un Canto de Acción de Gracias a Dios, y tiene sus orígenes en el siglo IV. La palabra Te Deum significa “A ti, oh Dios”, y son las primeras palabras de este Cántico de Alabanza. El Te Deum se ha celebrado tradicionalmente en Chile desde 1811, año en que José Miguel Carrera pidió a la autoridad eclesiástica de la época que celebrara una Acción de Gracias para conmemorar el primer aniversario de la Junta Nacional de Gobierno.

En sus primeros años el Te Deum se celebraba al final de la Misa. Sólo a partir de 1870, a petición del entonces Ministro de Culto, Miguel Luis Amunátegui, se comenzó a celebrar sin Eucaristía. Hay que recordar que en aquel tiempo los fieles que comulgaban debían permanecer en ayuno por varias horas. Por esta razón, la solicitud fue acogida por el Arzobispo de Santiago, monseñor Rafael Valdivieso, y por el Cabildo Metropolitano.

Desde el año 1971, el Te Deum tiene carácter ecuménico. Ese año, el entonces Arzobispo de Santiago, el Cardenal Raúl Silva Henríquez, invitó a Obispos y pastores de otras Iglesias cristianas a participar con sus oraciones en esta ceremonia, accediendo así a una solicitud del entonces Presidente de la República, Salvador Allende, quien al asumir el cargo, en noviembre de 1970, pidió a la autoridad eclesiástica que tuviera este carácter.

En nuestro continente, se realizan celebraciones similares en Argentina y Perú.

Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl

Fotografías Sr. Nibaldo Pérez


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Otras fotografías: Gentileza Canal 13.cl


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Santiago, 18 de Septiembre, 2008

Especiales de Iglesia.cl