Con una misa junto a instituciones de voluntariado, la Iglesia Diocesana de Chillán celebró este lunes 18 de agosto el Día Nacional de la Solidaridad y el inicio de la Semana Social 2008. La eucaristía se realizó en la Catedral de Chillán y tuvo como especial sentido agradecer al Señor por la noble vocación solidaria de todas aquellas personas que integran y acompañan la labor de aquellas instituciones de voluntariados de la zona.

En su homilía, monseñor Carlos Pellegrin invitó a la comunidad ñublensina a asumir la solidaridad como una forma de vida y a descubrir en medio de la realidad actual a los rostros sufrientes de Cristo. Al respecto, señaló que si bien nuestro Chile es diferente al país que conoció el Padre Alberto Hurtado, aún persisten en nuestra sociedad situaciones de injusticia, postergación, y pobreza, que requieren la atención particular de toda nuestra sociedad. Puso como ejemplo preocupación que está generando la alta inflación y el aumento en la taza de desempleo.

“En doce meses la economía acumula una inflación de 9,5%, muy por encima del rango de entre 2% y 4% anual, fijado como meta por el Banco Central; las razones del alza se encuentran en el incremento de precios de los servicios de salud, alimentación, vivienda, transporte y combustibles. Todos estos ámbitos tienen un impacto fuerte en la economía de la familia chilena. Las cifras de empleo también han experimentado un deterioro, aumentando la tasa de desempleo 1.5 puntos porcentuales en 12 meses, lo que lo lleva a un 8.4% en el trimestre abril-junio del presente año. Sin duda estas cifras, una vez más, más allá de ser resultados estadísticos son un llamado a trabajar para que crezca el espíritu solidario en medio de nuestra sociedad chilena. El Padre Alberto Hurtado, ciertamente tendría un mensaje cuestionador y desafiante para cada uno de nosotros”, expresó.

El Día de la Solidaridad 2008, señaló el obispo diocesano, nos presenta un llamado del Señor a renovar nuestro espíritu de fraternidad, procurando la comunión, en una actitud de escucha al otro, y de búsqueda de grandes acuerdos en beneficio de la comunidad nacional. “Este año 2008 es, particularmente, una invitación clara a procurar el diálogo y el entendimiento entre nosotros. En vísperas de las elecciones municipales, cuando los ánimos se acaloran y las palabras se destemplan, el Padre Alberto Hurtado nos invita a trabajar para cuidar el alma de Chile; a no perder de vista que lo que Dios quiere de esta hermosa patria es un verdadero progreso basado en el respeto a cada uno, aceptando la diversidad de criterios e ideas, sin olvidar particularmente a los hermanos más postergados”, manifestó.

Homenaje al padre Raúl Manríquez

Al término de la misa el Obispo de Chillán, monseñor Carlos Pellegrin Barrera, y el Gobernador de la Provincia de Ñuble, Ignacio Marín Correa, hicieron un merecido reconocimiento público al padre Raúl Manríquez Ibáñez, director del Área Social de la Diócesis de Chillán, por el importante trabajo social que ha desarrollado desde su ministerio sacerdotal, especialmente en materias de defensa de los derechos humanos y su acompañamiento por muchos años al mundo de los trabajadores.

El sacerdote y ex vicario general de Chillán agradeció el homenaje, recibiéndolo en nombre de todas las personas que han hecho de la solidaridad un signo permanente en sus vidas. “Agradezco los gestos de bondad, pero en realidad es muy necesario compartirlo con toda la gente, con todos los servidores cotidianos de las necesidades de las personas más necesitadas. Yo sinceramente admiro mucho a las distintas personas de las instituciones de voluntariado que día tras días están desarrollando gestos de amor, y por eso, quisiera con ellos compartir estos reconocimientos”, manifestó.

El padre Juan Raúl Manríquez Ibáñez nació en la comuna de Bulnes, provincia de Ñuble, el día 03 de agosto de 1926. Criado en el seno de una familia de profunda religiosidad cristiana, desde su niñez fue formado en la fe y en el cultivo de una participación comprometida en la vida de la Iglesia. El 10 de marzo de 1938, con tan solo 11 años de edad, hizo su ingreso al Seminario Conciliar (actual Seminario Metropolitano de Concepción).

El 23 de septiembre de 1950, luego de 12 años de preparación y discernimiento vocacional, recibió su ordenación sacerdotal. Desde entonces, su vida ministerial ha estado marcada por una serie de responsabilidades pastorales que le ha significado ser reconocido como un especial protagonista en la historia de la Diócesis de Chillán.

Entre sus servicios ministeriales se desempeño como: vicario parroquial de Cauquenes; pro-secretario y secretario canciller del Obispado de Chillán; asesor diocesano de la Juventud Católica; capellán del Hospital San Juan de Dios; párroco de Chillán Viejo (1960); párroco de Pinto (1961 y 1965); y párroco de San Carlos (1965 y 1972).

En el año 1972, bajo el período episcopal de Monseñor Jorge Larraín Cotapos, es nombrado vicario general de la Diócesis de Chillán, responsabilidad que mantuvo por un período de 34 años. Y en un hecho que sin duda quedará marcado en nuestra historia diocesana, fue confirmado por los cuatro siguientes obispos diocesanos: monseñor Eladio Vicuña Aránguiz, monseñor Francisco José Cox, monseñor Alberto Jara Franzoy y monseñor Carlos Pellegrin Barrera.

Paralelamente dirigió la Vicaría de la Solidaridad, función en la cual destacó como un férreo defensor de los derechos humanos, teniendo un papel preponderante en la acción social emprendida por la Iglesia local durante la interrupción de la democracia. Asimismo, por muchos años fue asesor diocesano del Departamento de Pastoral Laboral de Chillán.

Sin embargo, es justo señalar que sus servicios no se han limitado a la Iglesia Diocesana, pues por un período de 15 años también colaboró como secretario de actas de la Conferencia Episcopal de Chile.

El viernes 13 de octubre de 2006 dejó el cargo de Vicario General de la Diócesis de Chillán.

Fuente: Comunicaciones Chillán