Tierra Santa vive un momento difícil. Las explosiones acompañan todo el día y la noche y el miedo es permanente. Como el resto de la población, también la comunidad cristiana de Israel y Palestina, bajo la guía del cardenal Pizzabala, vive una angustiosa situación de incertidumbre y miedo.

Es por ello que Ayuda a la Iglesia que Sufre ha aprobado una campaña de apoyo a sus necesidades que en un principio busca entregar ayuda de primera necesidad y medicinas para los refugiados.

Sor Nabila Saleh, de las Hermanas del Santo Rosario y colaboradora de proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) en Tierra Santa, aseguró a la fundación: “La gente no tiene nada, ni siquiera lo básico. Tenemos aquí ancianos, las hermanas de la Madre Teresa también están aquí, con personas con pluridiscapacidad y personas mayores… Nosotros nos quedaremos con ellos. Recen por nosotros”, suplica.

La situación no es mejor en Cisjordania, ni en Jerusalén, allí viven unos 37 mil y 10 mil cristianos respectivamente, que en su mayoría trabajan en turismo por lo que han perdido sus fuentes de empleo. Más del 90% de los grupos de peregrinos y visitantes han abandonado el país, se han cancelado peregrinaciones y tours hasta enero de 2024. “Esto supone una crisis terrible para la economía de muchas familias, ya que se calcula que el 70% de los cristianos trabajan en el sector de turismo. Muchos de ellos vivían de la venta de souvernirs, o se desempeñaban como conductores de autobús o recepcionistas”, explica a la fundación George Akroush, otro de los colaboradores de proyectos de ACN.

“Pero la fe está creciendo en los corazones. De hecho, las señales de solidaridad son muy grandes. Algunas personas que han conservado el trabajo han decidido dar el 15% de su salario a las familias más pobres. La dificultad más grande está siendo la atención sanitaria”, asegura Akroush.

“Aquellos que sufren de enfermedades crónicas están en una situación terrible, pero también la comida, el pago de arriendos, el agua y la electricidad son un problema. Muchos ya eran pobres, no tenían casi nada, ahora están en la miseria absoluta”, dice Akroush.

Es a ellos y a todos los que enfrentan dificultades a quienes ACN tiende una mano gracias a sus benefactores y amigos. (Para más información de la campaña de ayuda consulta en www.acn-chile.org)

Desde la iglesia del Cenáculo, el padre Artemio Vitores, franciscano español, escribe a ACN: “Jerusalén tiene que ser signo de paz y de concordia para todos, es la ciudad de Dios para judíos, cristianos y musulmanes. ¡Qué difícil es! La paz es un don de Dios, pero se consigue con la colaboración de todos los seres humanos”.

Fuente: Comunicaciones ACN Chile