Monseñor Ezzati llamó a enfrentar la crisis con proyectos que tengan como aliado a Dios
				
                    
                   
                      
                      
                      
                    
                    
                    
					
						 
					
					
Junto con impartir su mensaje a las familias y a la comunidad de la región, invitando a celebrar de Navidad, con el verdadero sentido en torno al pesebre, Monseñor  comentó que “en el mensaje dirigido a la diócesis he destacado que la realidad que nos rodea es una realidad que nos inquieta y a veces nos atemoriza y sin embargo, hay una gran esperanza, la esperanza que no engaña y ésta  tiene un nombre que es Jesús y, por consiguiente, frente a los miedos, frente a la desesperanza, la invitación es  tender la mano hacia Jesús”. 
Agregó que el gesto tan humilde de tender la mano es “el gesto que brota de nuestra realidad, pero es un gesto que no queda vacío. Es  siempre reconocer otro gesto. La mano de Dios que se acerca y que viene justamente a llenar las aspiraciones más profundas, más necesarias para  la vida humana. Dios nos viene a ofrecer eso, en su Hijo también en esta Navidad”.
Monseñor planteó que la crisis que afecta a la sociedad es también una oportunidad para cambiar las prioridades. “Ciertamente que tenemos que superar una concepción de un Dios que venga simplemente a llenar nuestras fragilidades. Dios no viene a tapar los hoyos que nosotros abrimos. Dios nos viene a invitar a participar en un proyecto que es un proyecto de vida que es de amor y es un proyecto que nos tiene que responsabilizar en primera persona.  No es porque nosotros no podemos hacer algo que se lo pedimos a Dios. Es Dios quien viene a nuestro encuentro y nos invita a ser constructores junto con Él de un proyecto de vida, de solidaridad. Nosotros  nos damos cuenta, en el ámbito concreto, que cuando no colaboramos con Dios en lugar de encontrar la solución a nuestros problemas, nos encontramos con hoyos cada vez mayores”, explicó.
Más adelante sostuvo que la sociedad ha confiado en la economía, pero en una economía no siempre fundada en valores éticos. “Una economía así, nos ha llevado a la crisis en la cual estamos viviendo. Muchas veces confiamos en nuestra capacidad de proyectos, pero  pensado y  estructurado al margen de lo que Dios mismo nos ha dicho, que puede ser valioso para la humanidad y eso nos lleva a expresiones de egoísmos, de una gran diferencia que vamos construyendo  entre nosotros; de una falta de solidaridad. Dios siempre nos invita a participar de un proyecto hermoso de hombres de sociedad, de vida humana. Lastimosamente, en ese proyecto, cuando nosotros no participamos o queremos construir al margen de Él, nos estamos dando cuenta de cómo en el Antiguo Testamento, en lugar de construir una gran torre, nos vamos desentendiendo y nos vamos destruyendo. Yo creo que, en este momento de crisis de nuestra sociedad, de crisis de tantos proyectos fundados sobre cosas simplemente humanas, donde Dios lo hemos marginado, esta misma crisis nos invita a ser hombres sabios, que vayan construyendo su propia existencia  con el primer y gran aliado de la humanidad que es Dios”, concluyó.
Fuente: Comunicaciones Concepción