Más de 7.000 fieles peregrinaron al Santuario del Cerro Ñielol para celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Desde muy temprano, las calles de la ciudad se llenaron de cantos, rezos y colores. Las comunidades parroquiales del Decanato Temuco Norte y Sur iniciaron sus tradicionales procesiones, avanzando durante horas con diversos carros adornados que llevaban la imagen de la Santísima Virgen María. Cientos de peregrinos acompañaron el caminar, agitando pañuelos blancos, elevando plegarias, portando flores y agradeciendo a Dios por la protección maternal de la Virgen.
Al llegar al pie del Cerro Ñielol, el ambiente se transformó en un auténtico encuentro de fe. Las familias, jóvenes, niños y adultos mayores vivieron una mañana llena de emoción, marcada por cantos, oraciones y la alegría de reunirse como un solo pueblo creyente.
El humilde y generoso Sí de María
La Eucaristía fue presidida por el Obispo de la diócesis, Mons. Jorge Concha Cayuqueo, acompañado por todos los sacerdotes del decanato. En su homilía, el pastor diocesano invitó a vivir esta solemnidad “con un corazón abierto a la gracia y al servicio, siguiendo el ejemplo de María, que es modelo de esperanza para todos los creyentes”.
"Nos unimos a los millones de peregrinos en Chile y el mundo para agradecer y para pedir la intercesión de la Madre del Señor y nuestra Madre. Y ustedes lo hacen con su caminar, con su cansancio, con su ayuno, con su canto, con su oración. Y aquí en este santuario lo hacemos Eucaristía, que es fuente y culminación de lo que somos y hacemos los discípulos del Señor Jesús", manifestó.
El obispo recordó que, al contemplar a la Inmaculada, “somos llamados a confiar en Dios incluso en medio de nuestras fragilidades”, subrayando que María es “madre cercana que guía nuestros pasos y custodia a su pueblo”.
Con profunda cercanía pastoral, Mons. Jorge invitó a fortalecer la solidaridad y a recordar especialmente a quienes no pudieron participar, los enfermos, las personas privadas de libertad, trabajadores que no pudieron detener su jornada y familias que viven diversas dificultades. “María nos enseña a mirar al hermano con compasión y a ser instrumentos de paz y consuelo”, afirmó.
Asimismo, llamó a continuar fortaleciendo el camino comunitario, especialmente en este año jubilar y en el centenario diocesano, destacando que es un tiempo de gracia para renovar la misión evangelizadora de cada parroquia.
El obispo dedicó un especial momento de oración por la paz, por la difícil situación que continúa afectando a Venezuela y por todos los migrantes que forman parte de la comunidad católica regional. “La Iglesia quiere ser casa y abrazo para cada uno de ustedes”, expresó.
Una fiesta marcada por el servicio y la colaboración
La masiva celebración fue posible gracias al generoso apoyo de numerosas personas y diversas instituciones, entre ellas el Municipio de Temuco, Carabineros de Chile, Bomberos, equipos de emergencia, hombres católicos, sonido Bravo Producciones y voluntarios que colaboraron para que todo se desarrollara en un ambiente de orden, seguridad y fraternidad, palabras de gratitud que extendió el Pbro. Juan Andrés Basly, vicario general. También, agradeció la alegría y entusiasmo de todos los integrantes del coro.
Las comunidades agradecieron especialmente el trabajo de quienes, con su entrega, hicieron posible que miles de peregrinos vivieran una jornada espiritual.
Un día de fe, devoción y esperanza
Al culminar, la Santa Misa, el Pbro. Giglio Linfati, vicario pastoral, invitó a vivir un tiempo especial, desde el 8 de diciembre hasta el 28 de diciembre, en el día del cierre del Año Jubilar, a vivir un tiempo para la familia, convocando a celebrar este período bajo el lema “Con María, caminamos en familia”, un llamado a fortalecer nuestros vínculos, compartir más y caminar juntos, como Iglesia doméstica.
La Solemnidad de la Inmaculada Concepción reunió a miles de creyentes en torno a la Madre de Dios, dejando en el corazón de la diócesis un mensaje de esperanza, unidad y renovación espiritual. Entre cantos, oraciones y emoción, las familias regresaron a sus hogares fortalecidas en la fe y confiadas bajo el manto protector de la Virgen María.
Fuente: Comunicaciones Temuco