La Iglesia de Concepción agradece la vida y servicio de Mons. Alejandro Goic
La Iglesia de Concepción agradece la vida y servicio de Mons. Alejandro Goic

Obispo auxiliar de Concepción por doce años y administrador apostólico entre 1988 y 1989, su ministerio se distinguió por la cercanía con los jóvenes, el mundo del trabajo y la defensa de la dignidad humana.

Con profundo pesar, la Iglesia de Concepción se une al dolor de la Iglesia chilena por el fallecimiento de Monseñor Alejandro Goic Karmelic (1940–2025), obispo emérito de Rancagua, quien partió a la Casa del Padre este 1 de septiembre.

Mons. Goic fue nombrado obispo auxiliar de Concepción en 1979 y recibió la ordenación episcopal de manos de San Juan Pablo II el 27 de mayo de ese año en la Basílica de San Pedro. Su lema episcopal, “Cristo es mi vida”, marcó su servicio en nuestra Iglesia local. Durante doce años, hasta junio de 1991, acompañó a las comunidades de la arquidiócesis.

En aquellos años —de fuerte tensión social— puso especial acento en la pastoral juvenil, la opción por los pobres y el acompañamiento de quienes sufrían la represión, impulsando la Pastoral de Trabajadores y acciones concretas por la defensa de los derechos humanos.

Entre julio de 1988 y noviembre de 1989 ejerció además como administrador apostólico de Concepción, guiando la arquidiócesis en un tiempo de transición pastoral.

Su cercanía con el mundo obrero dejó huellas en la zona del carbón: visitó Lota junto al P. Enrique Moreno Laval para conocer de primera mano la realidad de los trabajadores, gesto que reflejó su sensibilidad social y profética.

El junio de 1991 fue trasladado a Talca, cerrando un fecundo período en Concepción que nuestra Iglesia recuerda con gratitud.

Testimonios
Inés Catalán, secretaria del Departamento de Pastoral Social en aquellos años, recuerda con emoción la llegada de Mons. Goic en 1979: “Fue muy hermoso su recibimiento, porque era tan joven, tenía poquito más de 40 años, y había sido ordenado por Juan Pablo II. Ese día fue una fiesta en Concepción, y desde entonces vivimos una fiesta permanente. Se preocupó desde el primer momento de los jóvenes, porque en ese tiempo no había pastoral juvenil en el arzobispado. También era muy cercano: recorría los pisos, saludaba a todos, se aprendía los nombres, incluso de los hijos del personal, y nos preguntaba por ellos. Con nosotros organizó las primeras Navidades en Betania, celebrando con las familias y los hijos del personal. Su llegada fue mágica, muy cálida, muy carismática. Fue, de verdad, una visita de Jesús en persona. Siempre se mantuvo cercano, aun cuando ya estaba en Talca o en Rancagua, seguía pendiente de la gente de Concepción. Para mí, fue un hombre de Dios, lleno de Dios, al estilo de Jesús”.

Pbro. Francisco Osorio, quien conoció a Mons. Goic en 1985, antes de ingresar al seminario, también compartió su testimonio: “Hoy lamentablemente ha fallecido don Alejandro, un gran pastor, un gran amigo, un gran hermano. Era un hombre sencillo, profundamente enamorado de Jesucristo, y por eso su lema episcopal fue Cristo es mi vida. Yo tuve la dicha de compartir con él desde 1985, incluso antes de entrar al seminario. Fue alguien cercano, capaz de hacer vida el Evangelio en la cotidianidad de las personas. También trabajamos juntos en Osorno durante seis años. En todo lugar se distinguió por ser un pastor profundamente humano, que conocía la realidad de la gente y acompañaba con cariño inmenso. Su legado queda en el corazón de muchas personas y será recordado como pastor, hermano y amigo”.

Óscar Cifuentes, ex encargado de Finanzas del Departamento de Acción Social y Solidaridad del Arzobispado de Concepción, destacó:“Don Alejandro fue un gran Pastor de la Iglesia de Concepción. Era muy sencillo y cercano a todo el mundo. Me tocó trabajar con él en el Área de Acción Social y la Oficina de Proyectos. Fue el impulsor de los CEVAS (centros vacacionales para niños), promovió de gran forma las Comunidades Eclesiales de Base, la Pastoral Mapuche, la Pastoral Obrera y de Derechos Humanos. También promovió el ecumenismo, especialmente en coordinación con la Iglesia Evangélica Luterana, con quienes desarrollamos un trabajo muy lindo en la población Agüita de la Perdiz. Don Alejandro fue un gran obispo de Concepción, y su legado pastoral sigue presente en muchas comunidades”.

Patricio Parra, de la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria y actual asesor del grupo de CEVAS, compartió: “Conocí a don Alejandro Goic en mis primeros años en la parroquia, cuando me preparaba para la confirmación y recién había entrado a CEVAS Centenario. De hecho, las primeras formaciones diocesanas sobre la espiritualidad de CEVAS las hizo él, con hincapié en la importancia de ver el rostro de Cristo en los niños. Pero la frase que más marcó mi vida fue: ‘No importa el motivo por el cual ustedes entraron a CEVAS, sino el motivo por el cual se quedan’. Sin duda, fue un gran Pastor para la Iglesia de Concepción”.

Fuente: Comunicaciones Concepcion
Concepción, 02 de Septiembre, 2025
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