
En el inicio de una nueva Semana Santa, nos reunimos como Iglesia para poder vivir y ser testigos de este hermoso tiempo de gracia que Dios nos ofrece, para poder reconocerlo como Rey y abrir nuestros corazones a su presencia.
En estos días santos, queremos prepararnos para recibir a este Dios, bondadoso y paternal, que sale a nuestro encuentro, para entregarnos su vida y resucitar con él.
En el Domingo de Ramos, los cristianos estamos invitados a fijar la mirada en la Cruz del Señor, Cruz de dolor, angustia y frustración; Cruz donde Dios muere por su pueblo y que, en medio de estos días, se irá transformando progresivamente en un lugar lleno de vida y esperanza.
Por eso, animo a todos los católicos a vivir intensamente estas fiestas, sirviendo y celebrando, en cada una de las comunidades, el misterio de la fe que en estos días conmemoramos.
Pero también, invito a toda la ciudadanía a abrir el corazón y vivir estos días en fraternidad y esperanza. Porque el regalo de la resurrección, no es solo para los creyentes, sino un tesoro que se debe compartir entre todos, cumpliendo con su misión final, que es ayudar a toda la humanidad a renovar el camino común de servicio, solidaridad y verdad.
Personalmente, la Semana Santa es un buen lugar para contemplar la presencia del Señor en nuestra historia personal y eclesial. De manera especial, en este año del Centenario de la Diócesis de Valparaíso, le pido al Señor que estos días santos nos llenen de esperanza y gratitud. Para valorar nuestra historia porteña y el actuar de Dios en ella, a través del testimonio de muchos hombres y mujeres, que a lo largo de estos años han sido un aporte fundamental al desarrollo de la fe, educación, cultura y servicio público de nuestra región.
Hermanas y hermanos, celebremos con fervor estos días en nuestras comunidades, comenzando con este hermoso Domingo de Ramos, para que con un corazón disponible, como Iglesia de Valparaíso, podamos renovar nuestro servicio, entrega y disponibilidad, y seamos capaces de responder con fidelidad al desafío de anunciar su Resurrección.
Fuente: Comunicaciones Valparaíso