El cardenal de la esperanza
En el contexto de la pascua del Cardenal Silva Henríquez
El cardenal de la esperanza

El año 2025 estará marcado por la celebración del Jubileo. Desde la Congregación Salesiana, se nos ha invitado a anclarnos en la esperanza y a ser peregrinos junto a los jóvenes. Pero ¿qué significa ser signos de esperanza? Y, aún más, ¿cómo peregrinamos con los jóvenes? Frente a estas preguntas, la acción de Don Raúl cobra fuerza y se vuelve tan vigente como hace más de 40 años, cuando nuestro país enfrentaba una compleja situación sociopolítica.

A 26 años de su Pascua, las palabras del Cardenal resuenan con fuerza cuando se trata de actuar en favor de los demás, especialmente por aquellos que son vulnerados en una sociedad que avanza a pasos agigantados en modernización, pero que deja atrás a quienes no pueden acceder a ella. Les invitamos a mirar con atención a quienes hoy carecen de una red de apoyo para la crianza de sus hijos, a quienes pasan sus días en soledad porque sus familias deben salir a trabajar, a quienes son marginados por identificarse con las minorías, a quienes han debido migrar en busca de una oportunidad, dejando atrás todo para empezar de nuevo.
El Cardenal miró todos estos escenarios y se movilizó por ellos, ya fuera desde su conocimiento como abogado o desde su vocación sacerdotal. No solo actuó, sino que inspiró a otros a sumarse en la tarea de brindar ayuda, trabajar por quienes necesitaban una mano amiga y no detenerse, aun cuando la realidad lo enfrentara con desafíos que pusieron en juego su vida y su posición.

A lo largo de su vida, creó diversas instituciones que reflejan la versatilidad con la que trabajaba: desde establecimientos educacionales y cooperativas hasta centros de acogida para migrantes. Muchas de estas obras siguen vigentes, al servicio de la comunidad, como un legado inagotable de solidaridad y justicia social, emblemas de su lucha y acción.

A pesar de los desafíos que enfrentó y las exigencias que soportó, Don Raúl jamás bajó los brazos ni perdió la fe en la construcción de un país más justo y digno. Por eso, su vida y rol de Pastor de la Iglesia católica es un símbolo de esperanza: transformó un sueño en una guía para la acción, con metas claras y una búsqueda inquebrantable de la defensa de los derechos humanos y la dignidad de las personas.

Que su ejemplo nos inspire en nuestro quehacer diario. Sigamos su senda, manteniendo viva la esperanza y comprometiéndonos activamente con quienes más lo necesitan. La solidaridad y la justicia social no son solo valores, sino acciones concretas que pueden transformar vidas. Hoy, más que nunca, el llamado es a mirar con el corazón y a hacer de nuestro trabajo un reflejo del legado del Cardenal Silva

Por Tiare Aravena Cruz
Asesora Pastoral Universitaria UCSH


Fuente: Pastoral UCSH
Santiago, 08 de Abril, 2025

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